Fin de un viaje infinito

La semana santa ya ha pasado y con ella tocó el fin de nuestro periplo por algunos de los puntos más destacados de Noruega.
El pistoletazo de salida lo dimos en Bergen, el Lunes. Espe, Alba y yo pasamos el día en la ciudad haciendo todas las cosas que aparecen en el Fabulos y práctico Manual del turista en Bergen (Nota: no intenteis buscarlo en librerías, me lo acabo de inventar).
Subimos al Fløibanen que como ya he explicado alguna vez, es el funicular desde el que se puede contemplar la ciudad en una preciosa panorámica (siempre y cuando el frío, viento, lluvia, nieve se mantengan alejados, y en serio, eso es arduo complicado en Bergen)
Tras las fotos de rigor y ponernos piedras en los zapatos porque casi nos lleva el viento (mentira) bajamos a pie al centro de la ciudad.
Obligué a las visitas a probar ballena, esto es un ritual ya, varios tipos de salmón y sopa en el fish market. También probaron carne de alce, salchicha de reno y el queso marrón.

Después tomamos un café en mi cafetería/librería preferida, Krog og Krinkel. Tras ultimar detalles para el día siguiente y habernos pateado toda la ciudad, la mejor opción era ir a casa a descansar para lo que estaba por venir.

Primera etapa: Bergen- Nordfjordeid

El martes alquilamos un coche en el aeropuerto. La ruta que íbamos a seguir era Bergen-Nordfjordeid, la teníamos impresa en un papel con unas indicaciones ultra concisas que Clara nos dio. No sólo eso, nuestro coche también contaba con un sistema gps bastante práctico (salvo cuando era incapaz de reconocer que hay caminos nuevos o en obras).
Fuimos a recoger nuestro coche, que en teoría era un coche normal, no automático. Y finalmente nos dan ,por el mismo precio, un coche híbrido automático, yo no sabía si eso era bueno o malo, pero la verdad es que sonar, sonaba mejor.
Pero, ah!, craso error, nuestra conductora (Espe) nunca jamás en su vida se había puesto a los mandos de un coche automático. Coche automático que ,debo decir, estaba repleto de chorradas tipo cámara trasera y pantalla integrada en el salpicadero. Así que tuvimos que hacer una toma de contacto por el parking antes de salir. Cuando se armó de confianza y decidimos comenzar el viaje, nos pusimos las gafas de sol, sintonizamos la radio, reímos y charlamos comienza la hecatombe.

No sabíamos cómo salir del aeropuerto, salimos de ese parking para adentrarnos en otro parking a unos metros, volvimos a salir de ese parking y preguntamos a unos transeuntes que amablemente nos indicaron la dirección. Vale, no pasa nada, tranquilidad, ya estamos en ruta. Ahora todo es sencillo, sólo hay que seguir las indicaciones del papel/mapa. Pero no, no y no. Se nos ocurrió (creo que SE ME ocurrió) que el GPS era nuestro amigo y nos podía ayudar. Así que le indicamos con todo el cariño del mundo nuestro destino. Sintiéndonos más seguras con la ayuda electrónica y dejando a un lado el rudimentario papel seguimos en ruta. Error número 2. Las indicaciones del GPS y las del papel eran contradictorias. Casi podía escuchar la voz del gps, en inglés, discutir con nuestro papel arrugado, en español,
GPS»turn left»
Papel»qué dices tontolaba? teneis que seguir recto y coger la tercera salida de la rotonda»
GPS»turn left»
Papel»que sigais recto mindunguis, en serio»
GPS»turn left»
Papel»recto, recto, joder»
CRISIS
GPS:Reedireccionando.

Y así en un bucle infinito. Tras varios intentos, entre los que destaca GPS y su incapacidad de reconocer algunas rutas secundarias con el resultado de pasar el mismo túnel 4 veces, parecía que ahora sí que sí, estábamos en ruta.
En el trayecto, que en teoría serían 5 horas y fueron 7, teníamos que coger 2 ferrys con coche incluído. Pero no hubo problema, ahí de verdad que no, palabrita.

Cuando por fin llegamos a Nordfjordeid le explicamos todo a Clara y sus sabias palabras fueron «es que deberíais haber cambiado el coche» y es cierto, ya que este y su compinche el GPS estaban urdiendo siniestros planes para el resto de días.
Al llegar teníamos la cena preparada 🙂 la verdad es que Clara es una anfitriona 10. Tras narrarle las aventuras y desventuras de 3 ineptas en coche y la encarnizada batalla del gps y el papel, nos fuimos a dormir ya que al día siguiente teníamos previsto madrugar para visitar el glaciar Briksdalsbreen.

Segunda etapa: Briksdalsbreen, Olden, Loen

El plan era el siguiente, visitar el glaciar y los pueblos de alrededor que son la definición exacta de paz y tranquilidad (de hecho en exceso).
Llegamos temprano a Briksdalsbreen, en realidad el huracán/tornado que había creo que ayudó a que nuestro coche llegase antes de lo previsto. Al bajar del coche una comisión formada por Eolo nos dio la bienvenida destrozando nuestros peinados y sacudiendo las puertas el coche. No pasa nada, esto es Noruega, lo mismo mañana hace 30 grados (real como la vida misma).
Caminamos hacia el glaciar y fue bastante curioso ver cómo desde mi última visita en Octubre había cambiado su aspecto. Los glaciares están en continuo movimiento, pero no era consciente de que este fuera tan notorio.O a lo mejor se había cortado las puntas por eso de que llega el verano, who knows?

ImagenImagenImagen(no hay filtros, el agua del glaciar cambia de color según la estación «el camaleón mamá, el camaleón», desde turquesa hasta gris)

 

ImagenImagenImagen

Estuvimos un ratito ahí disfrutando del paisaje y volvimos (previa visita a la tienda de souvenirs) al coche a visitar los pueblos de Olden y Loen.
La verdad es que son el típico lugar al que te irías de retiro durante una primavera/verano. Alquilarte una cabaña, dedicarte a pasear, leer, pintar, hacer rutas y ya ESTÁ. Imagino que pasar más de ese tiempo acaba siendo algo tedioso. Son pueblos muy muy pequeños cuyo interés reside en su belleza y en lo intactos que se mantienen pese a estar a los pies de un sitio super turístico. La vida ahí es apacible, ovejas en los campos, sonido del viento, nadie (o casi nadie) por las calles, colores increibles en el campo…
ImagenImagenImagenImagenImagenImagenImagenImagenAlba estaba deseosa de ver ovejas, incluso estuvo a punto de preguntar a un granjero del lugar si podía verlas, pero le metimos otra idea en la cabeza, que no sólo la distrajo, si no que la ilusionó tremendamente. «En Nordfjordeid hay llamas/alpacas». Así que conseguimos montarla en el coche y volvimos a nuestro campamento base (casa Clara) a preparar la tercera ruta Ålesund y Alnes.

To be continued

2 pensamientos en “Fin de un viaje infinito

  1. Hola, una amiga de Cabanillas me habló de tu blog, me encanta, es super entretenido y tan adictivo como B. Brad. Una pregunta, aunque igual me adelanto al próximo capítulo pero es que me muero de curiosidad; Llamas/alpacas noruegas????? Son de las que escupen???
    Es que aquí en la vieja Iruña lo más parecido que he visto son unos carteles de seguridad que dicen: «Prohibido hacer fuego o acercarse con una llama» y siempre he pensado que es un poco contradictorio; proque en caso de fuego que mejor que una llama que escupa, no te parece??, No se si me explico.

    Muxux-Iñaki

    • Gracias señor anónimo llamado Iñaki, supongo que su envidia se verá mitigada al vivir usted en Cabanillas (cuya belleza es casi comparable a Noruega). Si no fuera por su lugar de procedencia, juraría que tenemos cierto parentesco, es más, me recuerda usted a mi señor padre.

      Plantearé su sugerencia sobre incendios en Nordfjordeid, quién sabe si puede resultar útil en incendios venideros.

      Gracias y cuídese

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